martes, 3 de noviembre de 2015

Dime qué esperas y te diré por qué te sientes frustrado.-



No hay nada más reconfortante que comprobar cómo algo le sale a uno mejor de lo esperado. Por el contrario, uno se siente frustrado cuando las cosas le salen por debajo de sus propias expectativas. Por eso, conviene tener mucho cuidado con lo que uno espera estos días del mercado. Si aceptamos que no deberíamos esperar demasiado a corto plazo, entonces es improbable sentirse decepcionado.

De momento, enfrentamos una semana de trámite porque, aunque se publiquen muchos indicadores macro y hablen numerosos representantes de bancos centrales (Draghi, Yellen, Fisher...), lo realmente importante no empezaremos a conocerlo hasta la semana próxima. El miércoles 11 se publicarán las (curiosas) ventas del Single´s Day o Día del Soltero en China, que empiezan a consolidarse como un test más o menos fiable de cómo evoluciona allí el Consumo. La siguiente referencia será las ventas americanas en el Día de Acción de Gracias, el jueves 26/11. A continuación, un constante seguimiento de los volúmenes de ventas en la campaña de Navidad americana. Y, para terminar (al menos en lo que se refiere a 2015), la reunión de la Fed los días 15 y 16 de diciembre, cuando por fin sabremos si sube o no tipos, que es la decisión que retrae tanto al Banco de Japón como al BCE de cualquier ampliación de sus respectivos programas de estímulo.

Mientras tanto yo daría por descontado que los indicadores macro tienen una capacidad limitada para guiar al mercado y que los resultados empresariales seguirán saliendo no demasiado buenos. El BPA (Beneficio Por Acción) medio del S&P500 en el tercer trimestre ofrece una contracción de aproximadamente -3,5% con la mitad de las compañías publicadas. Eso es mejor que el -6,9% esperado, pero es una contracción al fin y al cabo y, la verdad, los retrocesos de los beneficios empresariales no animan especialmente las cotizaciones. Ni siquiera cuando baten expectativas. Por otra parte, los beneficios de las empresas europeas se esperaban mejores de lo que estamos viendo estos días, ya que los bancos lo están pasando aún mal con una demanda de crédito que no termina de despegar y unos mágenes cada vez más estrechos, por no mencionar los problemas singulares de algunas entidades (reestructuración ¿definitiva? de Deutsche Bank, exposición del Santander a Brasil, etc). Las compañías industriales están afectadas por la pérdida de tracción de los emergentes... Por tanto, no parece que los resultados empresariales vayan a actuar como un revulsivo positivo para las bolsas mientras esperamos las cifras de ventas en China, Estados Unidos y el desenlace de la Fed.

Aunque conviene no preocuparse demasiado porque continuamos en un ciclo económico expansivo y los bancos centrales (BCE y BoJ sobre todo) seguirán presionando los precios de los activos al alza con sus estímulos, parece prudente no interiorizar expectativas excesivamente optimistas para las bolsas o de lo contrario uno puede terminar el año algo frustrado. Parece probable que el Single´s Day chino no sea especialmente bueno considerando la desaceleración de la economía china y algo parecido podría decirse de las ventas de Acción de Gracias y Navidad en Estados Unidos a juzgar por el débil PIB del tercer trimestre (+1,5%) y por la evolución de otros indicadores de momentum, como el PMI Manufacturero (apenas ligeramente por encima de los 50 puntos que separan expansión de contracción económica). Es cierto que el empleo americano evoluciona realmente bien y que una gasolina más barata debería reactivar el consumo esta Navidad, pero sería mejor no confiar abiertamente en estos factores porque el deterioro en la sensación de seguridad (sin ir más lejos, la Confianza del Consumidor americano retrocedió en octubre hasta 97,6 desde 102,6 y eso sucede por algo) podría sorprendernos con cifras de ventas más bien mediocres. Y si, a continuación, la Fed subiera tipos en diciembre, pues igual uno se frustra un poco...

Conviene tener presente que si los resultados empresariales son modestos, "ceteris paribus" (es decir, suponiendo el resto de factores constantes), las bolsas deberían ofrecer retornos modestos en 2015. Y no sucedería nada especial por lo que preocuparse... sobre todo teniendo en cuenta que ese sería un desenlace más que razonable si, además, el mercado tiene que encajar deportivamente la subida de tipos de la Fed en diciembre. Yo nunca he visto la cuadratura del círculo.

Ramon Frocada 

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